
Fin de la acampada: un refugio en la vastedad del cosmos.
En febrero de 2020, nuestra serie de acampada bajo las estrellas llegó a su fin con una imagen que representa la dualidad entre la intimidad humana y la inmensidad del universo. Es un testamento de un momento de tranquilidad, maravilla y conexión profunda con la naturaleza.
Un refugio de confort y vulnerabilidad
La fotografía, capturada sobre una duna en la isla El Maviri, muestra la silueta de Brenda en contemplación dentro de la tienda. Este pequeño refugio iluminado nos habla de la curiosidad y el asombro que el cielo nocturno puede despertar en nosotros. Es una imagen que celebra la conexión personal con las maravillas que nos superan en escala.
La presencia humana es pequeña, acogida por el abrazo de la noche, una mezcla de confort y vulnerabilidad que nos recuerda nuestro lugar en el gran esquema del cosmos. Es un recordatorio de que, aunque pequeños, tenemos un refugio seguro en la vastedad del mundo natural.
El faro en la inmensidad
El cielo, salpicado por la cola de la Vía Láctea, es un recordatorio de lo vasto y misterioso del espacio. En el horizonte, la luz de un faro corta la oscuridad y se refleja en el mar. Es un símbolo de la presencia humana, una metáfora de cómo buscamos iluminar nuestras vidas y encontrar nuestro camino.
Esta escena es más que una fotografía; es un recordatorio visual de que podemos mirar hacia las estrellas y, al mismo tiempo, sentirnos en casa. Un momento de reflexión y conexión capturado para siempre.


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