En febrero de 2020, regresamos al lugar donde todo comenzó: el Parque Sinaloa. Inspirados por los recuerdos, decidimos aplicar nuestros conocimientos actuales para redescubrir y valorar este espacio emblemático con una nueva perspectiva y un equipo fotográfico renovado.

Redescubriendo el corazón de Los Mochis

Armados con un equipo profesional, volvimos a recorrer los senderos del parque. Esta vez, nuestra misión era capturar tanto los rincones inexplorados como las escenas familiares que forman parte de nuestra memoria colectiva. Para ello, mezclamos imágenes inéditas de nuestro archivo con nuevas tomas, creando un diálogo entre el pasado y el presente.

La serie fotográfica captura la esencia de un espacio transformado por la caída de la noche. Las estructuras y la vegetación del parque, bañadas en la luz artificial o en el resplandor de la luna, adquieren una nueva y misteriosa dimensión.

Una crónica de crecimiento artístico

Estas fotografías llevan al espectador a una meditación sobre la quietud. Los faroles se convierten en guías luminosos a través de senderos sombreados, y los juegos infantiles reposan en silencio, abandonados hasta el nuevo día. Los árboles se erigen como figuras gigantes en la oscuridad, con sus ramas dibujando patrones sobre el cielo.

Este regreso al parque es también una crónica de nuestro crecimiento personal y artístico. Cada toma es un recordatorio de que cada lugar tiene muchas caras y que la noche ofrece una perspectiva única, tranquila y reveladora. Es un diálogo continuo con nuestro pasado, celebrando la belleza constante y siempre cambiante del Parque Sinaloa.