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Danzante del venado de espaldas avanzando por el agua, enmarcado por raíces y hojas de manglar, con mar y cielo claros al fondo.

El protector del manglar: una fusión de arte, técnica y conciencia.

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Esta fotografía es un mensaje ambiental y cultural que busca generar una reflexión profunda. La imagen, titulada "El protector del manglar", erige al Venado como un guardián simbólico de nuestros ecosistemas costeros, un centinela que representa la resiliencia de una cultura ancestral frente a las amenazas modernas.

Un guardián en un refugio sagrado

La composición sitúa al Venado en el corazón del manglar. Su postura es erguida y decidida, con la mirada fija en el horizonte en un acto de vigilancia. La luz suave del atardecer se filtra a través del denso follaje, otorgando un carácter casi sagrado al espacio. La figura del Venado no solo representa a un personaje, sino a todos aquellos dispuestos a defender sus tierras y el medio ambiente.

La imagen subraya un contraste fundamental: la conservación frente a la explotación. El manglar es presentado como un refugio y, a la vez, como un último bastión. Esta dualidad refleja la situación de una cultura que ha resistido por siglos y que ahora enfrenta amenazas como la deforestación y la contaminación, prácticas que atentan contra su modo de vida y el entorno del que dependen.

La historia detrás de la captura

Lograr esta imagen fue un desafío técnico que requirió una cuidadosa planificación. La elección de filtros polarizados y de densidad neutra fue crucial para manejar la intensa luz solar y permitir una larga exposición diurna, creando así un efecto sereno en el agua sin perder la riqueza de los colores. Utilizamos un lente gran angular para envolver al observador en la inmensidad del manglar.

El equilibrio de la luz

Uno de los mayores retos fue equilibrar la iluminación al disparar a contraluz. Fue necesario realizar un meticuloso proceso de prueba y error, ajustando la potencia del flash para iluminar correctamente la figura del Venado sin sobreexponer el fondo. Cada ajuste fue un paso en la búsqueda de la exposición perfecta, un testimonio de la paciencia que el arte fotográfico demanda.

Un llamado a la acción

Esta fotografía es un acto de protesta silenciosa y un llamado a la conciencia. A través de ella, buscamos inspirar aprecio y acción hacia la conservación de estos vitales ecosistemas. Es una invitación a considerar el impacto de nuestras acciones y a aprender de aquellos que, como el pueblo yoreme, han vivido en armonía con la tierra durante generaciones, protegiendo su hogar con una resiliencia inquebrantable.

Eden Dusk
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Un guardián en un refugio sagrado

La composición sitúa al Venado en el corazón del manglar. Su postura es erguida y decidida, con la mirada fija en el horizonte en un acto de vigilancia. La luz suave del atardecer se filtra a través del denso follaje, otorgando un carácter casi sagrado al espacio. La figura del Venado no solo representa a un personaje, sino a todos aquellos dispuestos a defender sus tierras y el medio ambiente.

La imagen subraya un contraste fundamental: la conservación frente a la explotación. El manglar es presentado como un refugio y, a la vez, como un último bastión. Esta dualidad refleja la situación de una cultura que ha resistido por siglos y que ahora enfrenta amenazas como la deforestación y la contaminación, prácticas que atentan contra su modo de vida y el entorno del que dependen.

La historia detrás de la captura

Lograr esta imagen fue un desafío técnico que requirió una cuidadosa planificación. La elección de filtros polarizados y de densidad neutra fue crucial para manejar la intensa luz solar y permitir una larga exposición diurna, creando así un efecto sereno en el agua sin perder la riqueza de los colores. Utilizamos un lente gran angular para envolver al observador en la inmensidad del manglar.

El equilibrio de la luz

Uno de los mayores retos fue equilibrar la iluminación al disparar a contraluz. Fue necesario realizar un meticuloso proceso de prueba y error, ajustando la potencia del flash para iluminar correctamente la figura del Venado sin sobreexponer el fondo. Cada ajuste fue un paso en la búsqueda de la exposición perfecta, un testimonio de la paciencia que el arte fotográfico demanda.

Un llamado a la acción

Esta fotografía es un acto de protesta silenciosa y un llamado a la conciencia. A través de ella, buscamos inspirar aprecio y acción hacia la conservación de estos vitales ecosistemas. Es una invitación a considerar el impacto de nuestras acciones y a aprender de aquellos que, como el pueblo yoreme, han vivido en armonía con la tierra durante generaciones, protegiendo su hogar con una resiliencia inquebrantable.

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