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Portada ‘Bacurato, detrás de cámaras’: dos integrantes revisan equipo entre lápidas emergidas por el bajo nivel del embalse; lago y montañas de fondo.

Bacurato: la historia de una comunidad que sostiene un embalse.

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Este es el relato de un viaje a la presa de Bacurato, una exploración que se convirtió en una profunda lección sobre la fuerza de la comunidad. Guiados por sus líderes, descubrimos que detrás de la pesca deportiva y el turismo, hay 136 familias que, unidas, sostienen el corazón de este embalse durante todo el año.

La ruta hacia la presa

La jornada comenzó en Sinaloa de Leyva, donde las calles coloniales nos invitaron a adentrarnos en la historia. La carretera serrana nos envolvió con sus curvas y cañones, un camino que nos llevó hacia el destello verdoso de las lagunas de alevines y el letrero que nos dio la bienvenida a Bacurato, un recordatorio de que el pueblo y el agua son inseparables.

La fuerza de la comunidad

Nuestro anfitrión, Narlin, nos recibió con la calidez de la gente de la sierra. En una charla con los presidentes de las cuatro cooperativas y líderes locales, comprendimos la verdadera fortaleza del lugar. Nos relataron cómo 136 familias sostienen el embalse a través de un fondo común, un sistema solidario que financia patrullajes, emergencias y combustible. Cada palabra enlazaba la pesca, el turismo y un profundo cuidado ambiental.

Un panteón emergido de las aguas

Equipo de filmación en lancha recorriendo la orilla del embalse de Bacurato; cielo despejado y paisaje árido al fondo.

Más tarde, a bordo de una de las lanchas que patrullan la presa, Félix nos guió hacia un destino inesperado. En el horizonte, surgió el panteón de Terahuito, emergido como una isla de lápidas antiguas. Cuando la sequía baja el nivel del agua, las cruces de otro siglo vuelven a ver la luz. Caminar entre esas tumbas cubiertas de lodo fue un encuentro silencioso con la historia y la memoria de la región.

Una historia que apenas comienza

De regreso, conocimos las jaulas flotantes donde se siembra tilapia, un ciclo que complementa la pesca de lobina y diversifica el ingreso colectivo. Este viaje fue solo una primera mirada a un ecosistema que existe gracias a la unión y el trabajo de su gente. Comprendimos que la presa, el hotel y la pesca responsable son el resultado del esfuerzo de una comunidad resiliente, y que esta es una historia que apenas comienza.

Eden Dusk
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La ruta hacia la presa

La jornada comenzó en Sinaloa de Leyva, donde las calles coloniales nos invitaron a adentrarnos en la historia. La carretera serrana nos envolvió con sus curvas y cañones, un camino que nos llevó hacia el destello verdoso de las lagunas de alevines y el letrero que nos dio la bienvenida a Bacurato, un recordatorio de que el pueblo y el agua son inseparables.

La fuerza de la comunidad

Nuestro anfitrión, Narlin, nos recibió con la calidez de la gente de la sierra. En una charla con los presidentes de las cuatro cooperativas y líderes locales, comprendimos la verdadera fortaleza del lugar. Nos relataron cómo 136 familias sostienen el embalse a través de un fondo común, un sistema solidario que financia patrullajes, emergencias y combustible. Cada palabra enlazaba la pesca, el turismo y un profundo cuidado ambiental.

Un panteón emergido de las aguas

Equipo de filmación en lancha recorriendo la orilla del embalse de Bacurato; cielo despejado y paisaje árido al fondo.

Más tarde, a bordo de una de las lanchas que patrullan la presa, Félix nos guió hacia un destino inesperado. En el horizonte, surgió el panteón de Terahuito, emergido como una isla de lápidas antiguas. Cuando la sequía baja el nivel del agua, las cruces de otro siglo vuelven a ver la luz. Caminar entre esas tumbas cubiertas de lodo fue un encuentro silencioso con la historia y la memoria de la región.

Una historia que apenas comienza

De regreso, conocimos las jaulas flotantes donde se siembra tilapia, un ciclo que complementa la pesca de lobina y diversifica el ingreso colectivo. Este viaje fue solo una primera mirada a un ecosistema que existe gracias a la unión y el trabajo de su gente. Comprendimos que la presa, el hotel y la pesca responsable son el resultado del esfuerzo de una comunidad resiliente, y que esta es una historia que apenas comienza.

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