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Rocas cubiertas de algas verdes en la orilla; mar con efecto sedoso de larga exposición y franja de arena al fondo bajo cielo despejado.

Playa Las Salinas: un instante de calma en la costa de Ahome.

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En enero de 2020, una visita a la Playa Las Salinas se convirtió en un testimonio de la enseñanza y el disfrute compartido en familia. A través de la técnica de larga exposición, capturamos un paisaje donde el tiempo parece ralentizarse, invitando a una profunda introspección.

El mar de seda y la roca vibrante

El protagonismo de esta imagen lo toman las rocas, cubiertas de un musgo verdoso e intenso que parece vibrar con vida propia bajo el sol. Esculpidas por el tiempo y el constante azote de las olas, su color saturado contrasta con la paleta de azules y grises del mar y el cielo.

Para capturar este paisaje, utilizamos la técnica de larga exposición. Las olas, que normalmente romperían con energía, se presentan aquí como una niebla en movimiento, un suave manto que acaricia las rocas y la orilla. Este mar sedoso invita a un estado de paz y serenidad que contrasta con la fuerza habitual del océano.

Un lienzo de arena y cielo

La arena de la playa se extiende desierta hasta perderse en la distancia, un lienzo liso que refleja el brillo del sol. La ausencia de huellas humanas sugiere un momento de quietud, como si la playa estuviera en una pausa, esperando ser descubierta.

El cielo azul y sin nubes actúa como un telón de fondo que realza la amplitud del espacio. En este contexto, esta fotografía se convierte en el recuerdo de un momento preciado, una invitación a observar la suave caricia del mar y a relajarnos en la contemplación del movimiento perpetuo de la naturaleza.

Eden Dusk
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Rocas cubiertas de algas verdes en la orilla; mar con efecto sedoso de larga exposición y franja de arena al fondo bajo cielo despejado.

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El mar de seda y la roca vibrante

El protagonismo de esta imagen lo toman las rocas, cubiertas de un musgo verdoso e intenso que parece vibrar con vida propia bajo el sol. Esculpidas por el tiempo y el constante azote de las olas, su color saturado contrasta con la paleta de azules y grises del mar y el cielo.

Para capturar este paisaje, utilizamos la técnica de larga exposición. Las olas, que normalmente romperían con energía, se presentan aquí como una niebla en movimiento, un suave manto que acaricia las rocas y la orilla. Este mar sedoso invita a un estado de paz y serenidad que contrasta con la fuerza habitual del océano.

Un lienzo de arena y cielo

La arena de la playa se extiende desierta hasta perderse en la distancia, un lienzo liso que refleja el brillo del sol. La ausencia de huellas humanas sugiere un momento de quietud, como si la playa estuviera en una pausa, esperando ser descubierta.

El cielo azul y sin nubes actúa como un telón de fondo que realza la amplitud del espacio. En este contexto, esta fotografía se convierte en el recuerdo de un momento preciado, una invitación a observar la suave caricia del mar y a relajarnos en la contemplación del movimiento perpetuo de la naturaleza.

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